El río invisible de Bruselas

¡Atención! Bruselas no es una simple ciudad de paso para viajar a Brujas y Gante. Bruselas es el corazón de la región de Flandes y la capital del país, Bélgica. Bruselas te regala arte, gastronomía, diseño, tradición y vanguardia. Bruselas se adapta a los contrastes, de mercadillos vintage a reuniones de parlamentarios europeos. Bruselas se merece una visita pausada para descubrir detalles y rincones que la hacen única.

Rincones de la Grand Place de Bruselas. Foto: www.milo-profi.be
Galerías St-Hubertus. Foto: Emily Warren

Es un placer inmiscuirse en su historia y admirar el legado artístico y cultural que aúna. Sus antiguos terrenos pantanosos son, en la actualidad, callejuelas adoquinadas, edificios históricos y monumentos célebres: las galerías Saint Hubert –las más antiguas de Europa-, la catedral gótica de Saint Michael y Sainte Gudule, la ópera de la Monnaie, la Grand Palace –la plaza mayor-, el Atomium, el Palacio Real –se pueden visitar algunos salones-, el Manneken Pis –el niño meón-, el Palacio de Justicia o el Museo de la Música –su fachada es preciosa-, entre otros muchos.

La ruta del cómic es envidiable

La “sencillez” de recrear numerosas fachadas del centro de la ciudad con murales donde se representan memorables viñetas es divertido, gracioso y sorprendente para el público que la visita. O por lo menos a mí me sorprendió y me gustó ver ese toque de alegría que aporta. Es como si volvieras a tu niñez. Aquí se sentaron las bases del género del cómic, y es donde han visto crecer a personajes como Tintín, los Pitufos o Lucky Luke.

Fachada de Lucky Luke. Foto: www.milo-profi.be

Los belgas son unos auténticos gourmets

La gastronomía belga no sólo se centra en las patatas fritas (su secreto es freírlas dos veces para que queden crujientes por fuera y tiernas por dentro), la cerveza artesanal, el chocolate y los gofres. Te digo una cosa, tampoco me importaría alimentarme con estos cuatro productos, en mi viaje a Bélgica me puse las botas.

El bombón lo inventó un belga. Foto: Pralines, Antwerp Tourism & Congres

Para los belgas comer es un auténtico placer. Le dedican horas y horas al arte culinario. Además, su calidad-precio es inmejorable, puedes comer en restaurantes estrellas Michelín de Bruselas sin gastarte el dineral que te gastas en España. Sus platos estrella son: los mejillones con patatas fritas, las gambas del Mar del Norte, la anguila en salsa verde, el Waterzooi -es un guiso de pollo o pescado-, y las envidias. Las envidias las probé de la mano del cocinero del restaurante belga que hay en Barcelona, Gilda by Belgious, y aluciné lo ricas que están.

Podría seguir y seguir contando detalles de Bruselas y resaltando sus encantos, pero lo que realmente me conquistó fue su…

El secreto mejor guardado 

Bruselas es una ciudad abierta que se engalana día sí y día también para recibir a los turistas y mostrar su mejor cara. Sin embargo, bajo sus aceras oculta un secreto que apenas aparece en las guías de viajes y que tan solo las bruselenses y algunas turistas curiosas lo saben, ¿quieres que te lo cuente? 😉

El entramado de calles de Bruselas da cobijo al río Senne

Como sucede en otras muchas capitales europeas la vida y actividad económica brota entorno a grandes ríos –el Sena en París o el Támesis en Londres-. Y la ciudad belga no iba a ser menos, así que en el año 979 Bruselas nació a orillas del río Senne. Angostas callejuelas, negocios, molinos, fábricas, bares y lavanderías se edificaron a lo largo del torrente y entorno a sus meandros.

A mediados del siglo XIX, el centro de Bruselas estaba divido en dos sectores bien diferenciados. En la zona alta, junto al Palacio Real, residía la burguesía y la nobleza, mientras que en la zona baja, atravesada por el Senne, estaba asentada la industria, el proletariado. La actividad de las fábricas era frenética y los controlos de sanidad y contaminación, como puedes imaginar ni existían. Como consecuencia, el río se convirtió en un arroyo de agua insalubre que ayudó a propagar una gran epidemia de cólera. Por la grave situación, las autoridades belgas tuvieron que pensar en planes de saneamiento para erradicar el problema.

Fue el alcalde Jules Anspach quién decidió soterrar el río a su paso por la ciudad. Se crearon unas canalizaciones cubiertas por bulevares que en la actualidad atraviesan el centro de la urbe. A partir de entonces, la capital dio un cambio y el Senne se volvió invisible.

Rincón del río. Foto: wikipedia

¿Dónde ver el río Senne?

Las curiosas que tengan inquietud por ver el río lo pueden hacer en el número 21 de la Place de Saint Géry. En el patio central, cercado de edificios de ladrillo construidos en el siglo XVIII, se admira un trocito del Senne.

Esta bonita anécdota es algo más que una historia pasada, el río ha dejado huella en la vida y costumbres de las bruselenses. Por ejemplo, el emblema de la ciudad es un lirio amarillo. Una flor que crecía –y crece- en los márgenes de los arroyos como el Senne. También está presente en la cerveza, puesto que existe una levadura que es característica del valle del río y se emplea para elaborar un estilo de cerveza local conocida como lambic.

Hasta aquí puedo leer, si quieres conocer más tendrás que descubrirlo in situ 😉

Autora

¡Hola! Soy Miryam periodista digital, blogger y creativa. Trabajo en EscapadaRural.com, me gusta la gastronomía, soy del Eibar, no pierdo la sonrisa y pertenezco a Barcelona Travel Bloggers. Mi pasión es viajar, así que si buscas recomendaciones, consejos, destinos y un poco de humor este es tu sitio. ¡Bienvenid@s!.

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6 comentarios sobre “El río invisible de Bruselas

  1. Bruselas es increíble! A mi me encanta patear las ciudades y esta se presta muchísimo a hacerlo. Sin embargo desconocía el hecho del soterramiento del río, tomo buena nota.
    Un saludo y Felices fiestas

  2. Genial!!!
    Bruselas aún no la conozco…
    Me atrapó tu historia del río Senne… me encanta cuando la visita a un lugar va con un agregado de historias interesantes… que no todo el mundo conoce.
    Gracias por tu información.
    Cariños!!!
    Feliz Año 2016!!!
    Lilián Viajera

  3. Como nos gustan este tipo de curiosidades y secretos que a menudo pasan olvidados en pos de los lugares megaturísticos.

    Me ha encantado la propuesta Miryam! cuando estuvimos en Bruselas no vimos el río, ahora conocemos un poquito más d ela ciudad gracias a ti.

    Eva y Carmelo

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