En esta ocasión no me centré en el destino en sí, básicamente porque no supe hasta el último momento cual era el lugar escogido por mi acompañante para el nuevo viaje. Aunque no os voy a engañar, teníamos dos días para disfrutar y lo que más nos apetecía era relax. Tras subirme al coche, supe el pueblo al que nos dirigíamos, Borreda. Cuando me dijo el destino, todo serio, me empecé a reír porque me quedé igual, con la misma incognita, nunca antes había escuchado ese nombre. Sabía que el sitio sería bonito, ya que al parar en la oficina de turismo de Berga, para informarnos del atractivo de la zona, la señora que nos atendió hizo alusión a la masía a la íbamos, y como es normal mi acompañante sonrió satisfecho. Y no fue de extrañar. Cuando entré aluciné.

La masía está a tan solo a 1.30h de lugares de interés turístico como: Barcelona,
Montserrat, Andorra, Costa Brava o Girona. Concretamente, Jaume Coll, como así 
se llama la casa, está próxima a la localidad de Borreda. Municipio que forma 
parte de una comarca de la provincia de Barcelona. 

Conquista por el estómago

Lo que me cautivó fue su acogedor comedor, en un ambiente íntimo y cálido. Lo pudimos comprobar cenando. Ensalada mixta, berenjenas rellenas y codillo. De postre helado y mandarinas recién cojidas del árbol. Todo productos de la tierra, de primera calidad. La comida estaba espectacular.

Confieso que me acosté en la cama pensando en el desayuno que nos esperaba al día siguiente. ¡No defraudó! 😉

Un poco de turisteo

Sin embargo, también visitamos algunas localidades de la comarca. El municipio que más nos gustó fue La Pobla de Lillet. Llegamos a la hora justa, cuando el pueblo estaba con vida. Unos sentados al sol en los bancos junto al río, los niños saliendo del colegio, las señoras mayores paseando por los alrededores y “los adultos” tomando un cafecito o una cerveza antes de comer. ¿Qué más se puede pedir para un miércoles a las 12:00 del medío día? ¡Planes perfectos, para todos los gustos!

La verdad que después de visitar Sant Jaume de la Frontanyà, el pueblo con menos habitantes de Cataluña en 2008, no era de extrañar que quisieramos ver gente. En la Pobla de Lillet, nos quedamos con las ganas de visitar los Jardines de Can Artigas. Aunque somos conscientes de que muchas veces los pueblos que tienen algo turístico, pero que en realidad no viven de ello, fuera de temporada cierran sus atracciones turísticas. Y normalmente en estos enclaves rurales, en invierno, es lo que sucede. De echo, tuvimos suerte que las carreteras estuvieran abiertas, ya que algunos tramos se suelen congelar y hay que dar mucha más vuelta para llegar al destino deseado. Sí que vimos nieve. La primera de este 2014.

También dedicamos tiempo al nacimiento de uno de los ríos más importantes de Cataluña, el río Llobregat. Quisimo dejar el coche en un restaurante cerrado que había antes de una subida con dirección  a las fuentes del Llobregat y así disfrutar a pie de una bonita caminata. Llegamos, pensábamos que habría que subir algo más, pero enseguida vimos las cascadas. Había abundante agua, por lo que es sonido era profundo, con fuerza. Y nos detuvimos a observar, unos minutos, el paisaje antes de regresar a la gran urbe, Barcelona.

Miryam Tejada