Confieso públicamente que todo aquel destino que atesore alguna cueva interesante, particular, curiosa, etc –no una gruta que es utilizada a las 12:00 de la mañana para hacer botellón repleta de residuos “sospechosos”- me cautiva de antemano. Por ello, cuando supe que en Mallorca se encuentran las Cuevas del Drach mi motivación fue máxima.
Esto de creerme Indiana Jones y querer descubrir secretos ocultos me mola. Todavía no he hallado el Santo Giral o la Ciudad Perdida, pero Mallorca alberga rincones recónditos dignos de una buena exploradora. Por eso fui, como toda hija de vecina, a las cuevas más famosas de la isla. ¡Ironías de la vida! 😉
Al parecer, a ciencia cierta no lo sé porque mi viaje a Mallorca fue corto, la isla esconde bajo tierra enormes palacios subterráneos. La erosión, las olas o el drenaje del agua han hecho que la ínsula esté acribillada de cuevas. Tal es la cantidad, que hay desde pequeñas grutas hasta túneles kilométricos repletos de ríos, lagos y estalactitas y estalagmitas de diferentes formas.
La mayoría de ellas se encuentran a lo largo de la costa –aunque sean subterráneas están por encima del nivel del mar-. Concretamente, las Coves del Drac están situadas al sur del municipio de Porto Cristo (Mallorca Oriental).
Orígenes
Las cuevas del Drach ya eran conocidas durante la Edad Media, aunque no empezaron a ser visitadas, esporádicamente, hasta los siglos XVIII y XIX.
Fue el topógrafo y espeleólogo alemán M.F.Will en 1880 quién detalló un primer plano de la gruta. Sin embargo, el descubriemiento de la cueva que actualmente se visita se le atribuye al espeleólogo francés E.A.Martel en 1896. Lo logró gracias al patrocinio del archiduque de Austria Luis Salvador de Habsburgo-Lorena. Los austríacos siempre estaban al quite con la espeleológia. ¿Recuerdas a Fernando I de Austria Fernando? Fue a quién descubrió en 1819 la cueva de Postjona, Eslovenia.
En fin, qué me despisto… Hay que decir que estas cuevas se desarrollan en el interior de unas rocas carbonatadas con una antigüedad de entre 11 y 5,3 millones de años, cuando en el Mar Mediterráneo reinaba un clima mucho más cálido, por los restos de organismos marinos -arrecifes de coral, conchas, etc- acumulados en el lecho del mar.
¿A quién le apetece un paseo en barca?
Al entrar me encontré con la primera sorpresa, ¡en la cueva no hacía frío! Sé que las comparaciones son odiosas, pero siempre que he visitado alguna me he “abrigado” porque la temperatura normalmente desciende, y bastante. En el interior de las cuevas del Drac la temperatura oscila entre los 17 y 21 grados. Y la humedad relativa es de alrededor del 90%-95%, fundamentalmente para mantener el crecimiento de las formaciones. *Con el contraste del frío y el calor se me empañó la cámara y no supe como solucionarlo, así que las fotos que muestro son gracias a la propia web de las cuevas #problemillasviajeros, ¡nada que no se pueda solucionar!
La visita dura alrededor de una hora, y el recorrido es de unos 1.200 metros, con un desnivel de 25 metros. Están totalmente acondicionadas: las salas iluminadas, barandillas, personas que te indican el camino y un guía –que todavía no comprendo porque nos acompañó, si me indicaron que las visitas no son guiadas- que da pildoras informativas. Señalo píldoras informativas porque la información que aporta es escasa y rápida para lo que cuesta la entrada. El mismo “guía” da las expliacciones en 4 idiomas al mismo tiempo (español, inglés, francés y alemán).
El plato fuerte de la cueva es el final del recorrido. Cuando llegas al lago Martel, considerado uno de los mayores lagos subterráneos del mundo, te invitan a sentarte en el anfiteatro y disfrutar de un breve recital de música clásica en directo. Se trata de un cuarteto de músicos, dos violines, un violonchelo y un armonium, que aparecen en una barca y tocan durante 10 minutos piezas de los grandes maestros de la música. Al finalizar el mismo, tienes la posibilidad de atravesar el lago en barca. Esto último es lo que más me gustó, aunque el trayecto fuese brevísimo y me quedé con ganas de realizar alguna excursión en barca por la gruta.
*Durante el recorrido en la cueva se puede filmar y tomar fotos sin flash. No obstante, durante el concierto no está permitido. Tampoco lo vi necesario, me quedé ensimismada con la música y ni me apeteció sacar la cámara de lo bien que estaba. No todos los días escucha una un recital en un cueva.
Datos prácticos:
- Las cuevas constan de aparcamiento gratuito.
- La entrada para los adultos cuesta 14,5 euros. Y para los niños de entre 3 y 12 años 7,50 euros.
- Las entradas tienen marcadas la hora de acceso a la cueva
- En verano supongo que estará de bote en bote, así que asegurate de reservar tu entrada online y estate en la puerta 10 minutos antes de la hora prevista.
- La visita dura aproximadamente 1 hora, así que aprovecha el resto del día para visitar la zona:
Reseña de Porto Cristo: A 500 metros de las cuevas del Drac. No es un municipio con un gran atractivo turístico. De hecho, como resort carece del glamour de otros destinos situados en otros lugares de la costa, pero lo compensa con un sencillo encanto espeleológico y con una aimplia oferta de comercios, restaurantes y bares. Además, tiene playa propia junto al puerto.
*Aclaración: mi simpatía por las cavernas no condiciona mi elección de los destinos. ¡Tampoco nos pasemos!