La tradición del dulce de San Blas

¿Eres más de dulce o de salado? Yo particularmente de salado, antepongo un buen pintxo de tortilla de patata al mejor croissant francés recién hecho. No obstante, el olor a anís en las casas eibarresas a finales de enero hace que mi tendencia varíe por unos días. Concretamente, hasta el 3 de febrero cuando la ciudad armera celebra el día de San Blas. No sólo se conmemora en Eibar, otras localidades vascas como Abadiño (Vizcaya) y españolas también festejan este día.

La torta de San Blas es un dulce tan esperado y extendido que es habitual verlo en las panaderías, durante el café de las mañanas, en las sobremesas, en los patios de los colegios… Es una tradición tan arraigada que no concibes un invierno sin haber probado, aunque sea, un pedacito.

Además, me consta que es un postre muy familiar. Las recetas pasan de generación en generación, y es costumbre prepararlos junto con las peques de la casa. Su elaboración es “sencilla” (ni que yo los hiciera), y que mejor que pasar una tarde lluviosa de domingo que cocinando un trozo de nuestra historia.

A hacer Sanblases es lo que aprenden la mayoría de personas que emigraron y emigran a Eibar. Esto mismo les sucedió a mis abuelas, una de Zamora y otra de Cantabria, ambas llevan años elaborando el postre. 

Orígenes del San Blas

Siempre que la festividad lleva implícita la palabra “San algo” tiene que ver con el cristianismo, y en este caso la relación es con Blas de Sebaste un médico, obispo de Sebaste en Armenia y mártir cristiano. Fue torturado y decapitado durante las persecuciones a los cristianos de principios del siglo IV.

Su culto se extendió por todo Oriente y Occidente. De hecho, en la Edad Media se llegaron a contabilizar solamente en Roma 35 iglesias bajo su advocación. Por ello, su festividad en las iglesias de Occidente se celebra el 3 de febrero, y en las de Oriente el 11 del mismo mes (mi cumpleaños, así que voy a ver si en Eibar también cambio la tradición a este día. Al fin al cabo, la historia se sostiene).

Blas fue conocido por su don de curación milagrosa, que aplicaba tanto a personas como a animales. Salvó la vida de un niño que se ahogaba con una espina de pescado clavada en la garganta. De ahí que se le considere patrón de los enfermos de garganta y los otorrinolaringólogos. 

¿Qué se hace el día de San Blas?

El 3 de febrero, las familias eibarresas acuden a misa con sanblases, caramelos y cordones de algodón para que el cura los bendiga y, así, prevenir dolores de garganta -no es un día festivo, va a la iglesia quien puede y/ o quiere-. Una vez bendecidos, los cordones se atan al cuello, a modo de collar, y lo llevas contigo durante nueve días. Al noveno te lo quietas y lo quemas para que los males desaparezcan.

Al margen de la festividad religiosa, San Blas también viene acompañado en Euskadi de ferias agrícolas y ganaderas. De hecho, la de Abadiño es la más popular , ya que cada año congrega a centenares de visitantes.

Otros lugares del mundo…

Blas de Sebaste es patrono de la República de Paraguay, probablemente a raíz de la protección que los españoles atribuyeron a San Blas en una batalla con los nativos en el fuerte de Corpus Christi. También se festeja, principalmente con procesiones, en Morroa (Colombia) o Nicoya (Costa Rica).

Pero dónde realmente se celebra por todo lo alto es en Dubrovnik, Croacia. En esta ciudad la festividad es emblemática y casi milenaria, puesto que se inició probablemente antes del año 1190. Tal es la conmemoración que en 2009 se incorporó en la lista del patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO.

Receta de San Blas:

Si a estas alturas hay alguien interesada en hacer sanblases, he aquí la receta de Margari Olañeta. Una mujer de 84 años nacida en Ermua, pero afianzada en Eibar desde hace años. La fórmula del San Blas se la enseñó su suegra y, ahora es ella quien organiza talleres y muestra como cocinarlos. Lee esta bonita historia  

Ingredientes para 6 personas: 

• 465 g de harina
• 1 sobre de levadura
• 100 g de azúcar
• 1 huevo
• 185 g de mantequilla
• 25 ml de leche
• 1 chorrito de anís (1/2 copa)
• 40 ml de aceite de oliva virgen extra
• Para cubrir:
• 6 cucharadas de azúcar glas (250 gr)
• 2 claras de huevo
• 1 chorrito de anís
• 4 onzas de chocolate

Elaboración: 

Para hacer la torta “la base”, pon en un bol huevo, aceite, anís y leche. Bate y añade mantequilla y/o manteca a punto de pomada. Remueve todo bien con las manos, ¡hazlo con ganas! Mezcla la harina con la levadura en un bol aparte y agrégala. Amasa todo en el mismo bol y cuando logres una bola compacta, pásala a una superficie limpia, añade otro chorro de anís y continúa amasando hasta conseguir una masa compacta y flexible -que no se te pegue en las manos-.

Coloca la masa sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear y dale forma redondeada con el rodillo. Déjala reposar unas horas. Transcurrido ese tiempo hornea a 160º durante 20 minutos hasta que esté dorada por la parte de abajo.

Elaboración para el glaseado: 

Pon en un bol las claras con azúcar y anís y mézclalo todo bien. Una vez que hayas sacado los sanblases del horno aprovecha para cubrirlos con el glaseado y déjalos que se sequen.

No te frustres porque no te salga igual que el de tu abuela, vecina y/o madre, no hay dos sanblases que tengan el mismo sabor.

¡Confesión a bocajarro!

Tengo que admitir que no me gusta el San Blas. Lo pruebo el día 3 de febrero por seguir la tradición, pero ya está, suficiente. ¡Qué le voy a hacer! Es sí, en Santo Tomás con la txistorra –feria que se celebra el día 21 de diciembre en la que la txistorra es la protagonista- no me sucede lo mismo 😉

*P.D: La foto de portada es un guiño al archipiélago de San Blas. Venía a cuento para enganchar a la lectura y explicar que es un conjunto de 365 pequeñas islas pertenecientes a Panamá. Dulces y paraísos… ¿quién se apunta?