Motovun, la joya del turismo rural en Croacia

La rica y apreciada trufa de la Península de Istria es uno de los muchos motivos que hay para descubrir el turismo rural en Croacia. Al ser un país en el que los viajes de sol y playa triunfan existe la necesidad de contar que alberga un turismo de interior de gran valor cultural e histórico, al que los turistas apenas han prestado atención.

Istria, la gran desconocida

La mayor Península del Mar Adriático, Istria, es la región más italianizada del país. ¿Por qué lo digo? Porque casi todos estos pueblos cuentan con influjos comunes:

1. Están ubicados en lo alto de una colina y amurallados
2. Y las señalizaciones, en muchas ocasiones, están escritas en croata e italiano. 

Afortunadamente, esta demarcación sufrió poco la guerra de los Balcanes y pudo recomponerse con “rapidez” de cara a los centroeuropeos con ganas de veraneo.

En la actualidad, a este territorio croata se le denomina la Toscana Istriana. He tenido el privilegiado de conocer ambas zonas y puedo decir que se asemejan bastante, por lo que el apodo, esta vez, no es una flipada. Y no como… “Aveiro, la Venecia de Portugal” o “Bucarest, la pequeña París”).

Motovun, pueblo rural en Croacia

Entre altas colinas, paisajes de cipreses, viñedos y olivos destaca Motovum. Un pueblo medieval habitado por 983 personas de las cuáles 192 su lengua materna es el italiano. ¡Imagínate la diversidad! Su carisma es único e inigualable.

Visitar esta pequeña localidad es darle significado al viaje y poner en marcha todos tus sentidos. De hecho, no hay excusa para no acercarse. Se encuentra a tan sólo 20 minutos de las playas guays de la costa croata.

Cada piedra atesora su propio relato

Son cuatro cosas las que tiene para visitar, pero cuatro cosas con un valor histórico importantísimo.

Empiezo por el hecho de que entre 1278 y 1797 formó parte de la República Veneciana, lo que ha hecho que su arquitectura posea influencias italianas. Uno de los símbolos que aún atesora es la más antigua escultura de León Veneciano, todo un emblema de la esplendorosa Venecia. Además, de dos lápidas de habitantes romanos que datan del siglo I, y varios escudos de armas de diferentes familias gobernantes de Motovun.

Cosas qué ver en Motovun:

Gracias a su casco antiguo de carácter medieval y algunos de sus edificios las turistas podemos ver: el Palacio Municipal, la iglesia barroca de San Stefano, sus murallas y la puerta de la ciudad de estilo gótico.

Lo que nos perdimos…

El festival de Cine de Motovun que se celebra todos los años a finales de julio (básicamente nos lo perdimos porque el viaje a Croacia fue en agosto). Se trata de 5 días para disfrutar del mejor cine internacional al aire libre. Y realmente, creo que tiene que ser una pasada ver una película en un pueblito medieval y con las estrellas del cielo de fondo. ¡Ya me he quedado con las ganas!

También nos perdimos (esto por ser poco curiosos y tener marcada una ruta desde España) la carrera de coches hechos por los vecinos del pueblo. Se celebra en conmemoración de los pilotos Mario Andretti y su hermano gemelo Aldo. Nos dio mucha rabia, ya que debe acoger mucha gente y el ambientillo se notaba.

COMO LLEGAR:

Motovun se encuentra en lo alto de una colina, así que desde las carreteras secundarias identificarás con facilidad el municipio. No obstante, antes de empezar a subir la colina hay cuatro casas y un restaurante que te hacen dudar si es o no es el pueblo. Olvídalas y hasta arriba. ¿Tu referencia? La torre de la iglesia.

DÓNDE COMER:

En el restaurante Tartufi de Motovun, sin duda. Tiene dos terrazas super coquetas, es económico y sus recetas son tradicionales. Es la mejor opción para probar la estrella de la gastronomía croata, la trufa.
*Advertencia 1: ten en cuenta que tienen horarios europeos de comidas y cenas. Lo digo porque el día llegamos a las 22:00h nos quedamos sin cenar (es que somos muy listos…). 

DÓNDE DORMIR:

Villa Borgo es tu opción en Motovun. Tiene habitaciones de hotel y un apartamento completamente equipado –en el que nosotras estuvimos‐. Se trata de un edificio recientemente reformado, tratado con mimo y muy cuidado. Sin embargo, lo que más nos gustó fueron las personas que nos atendieron, tanto las chicas de recepción –profesionales como la copa de un pino y super dulces‐ como el dueño con el que tuvimos la oportunidad de charlar un buen rato.
Ah, se me olvidaba el desayuno espectacular y las vistas desde la terraza pues… ¡comprúebalo tú misma!

Hoy puedo decir que Motovun fue un gran descubrimiento. De esos que te enorgullecen y hacen que prepares los próximos viajes con más cariño e ilusión. 

*Advertencia 2: en la localidad huele a trufa que alucinas. La primera vez si no estás acostumbrada (ni que yo estuviera todo el día comiendo trufas con lo caras que son) o nunca las has olido pensarás que huele muy fuerte y/o extraño, pero te haces con el olor. Además, cuando regresas a casa y al tiempo cocinas con trufa o la vuelves a oler directamente te trasladas al pueblito medieval aquel que te robó el corazón.