Ya están aquí, los carnavales han llegado. ¿Ya tenéis vuestros disfraces preparados? Es mi primer año que los celebro en Barcelona y estoy a la expectativa de saber como se festejan en la Ciudad Condal. Es una festividad que me gusta, desde pequeña me he disfrazado y disfrutado viendo y alucinando con algunos trajes. Por ese motivo, cuando estuve viviendo en Italia no pude resistir la tentación de acercarme hasta Venecia. ¡Todos hemos oído hablar de los carnavales venecianos!
Vivía en Bolonia, y cuando llegamos a la estación de tren rumbo a Santa Lucía (estación de trenes de Venecia) nos quedamos atónitos con la cantidad de gente que iba al carnaval. Al llegar a nuestro destino, no se podía ni andar por las calles. Nos costó, paciencia, llegar hasta la Plaza San Marcos, y eso que sabíamos el camino, ya que con anterioridad habíamos visitado la ciudad.
San Marcos es el epicentro de la celebración. La plaza que marca los tiempos del carnaval. Un escenario permanente, durante los 10 días que dura la fiesta, que se alcanza a ver desde todos los rincones de la explanada. Por los altavoces, se iban anunciando las cuadrillas que tenían que desfilar. Padres, madres, niños, abuelos, abuelas… todos conjuntados, con trajes impresionantes. La megafonía describía la elección del atuendo y su significado. Así durante todo el día, hasta la noche cuando da comenzo el baile de disfraces, en el mismo lugar.
Los tiempos no cambian
Sin embargo, lo que más me fascinó fue la atmósfera que se respiraba en el restaurante Florian. Un café con casi 300 años de historia. Testigo de los momentos más representativos de la ciudad, donde Casanova desplegó sus encantos, Vivaldi tenía 42 años cuando el establecimiento abrió sus puertas y en el que se vendía la Gazetta Veneta, el primer periódico que hubo en el mundo. Hoy Florian intenta mantener ese ambiente aristocrático (manteniendo también los mismos precios, un capuccino ronda los 8,50 euros). ¡Y lo consigue! Logra distinguirse por su alta calidad y sus prestaciones. Es uno de los atractivos turísticos. Parecía un escaparate o un decorado sacado del museo de cera. Los clientes y las trabajadores vestidos de época, sentados sobre terciopelos rojos, bandejas de plata, cubertería de porcelana… Un pequeño lujo ¿accesible? Yo siempre que he estado lo he visto desde fuera, desde el cristal.
El significado de la máscara
El carnaval de Venecia es único, o por lo menos para mí, ya que nunca he visto nada igual. La tradición se remonta al siglo XI, aunque no se hicieron públicos hasta dos siglos después. En la plaza San Marcos se han llegado a juntar príncipes, nobles y aristócratas venidos de diferentes lugares. En la actualidad, los turistas no suelen visitar la metrópoli disfrazados. Aunque, sí suelen vestir máscaras. ¡Todas son preciosas! Antiguamente se usaban para poder disfrutar de una mayor libertad y así no temer ser reconocidos. Significaba la única posibilidad de que todos fueran considerados iguales. Los pobres podían pasar por ser de la alta sociedad y los ricos hacían las cosas que de normal no podían.
Durante los 10 días, se organizan infinidad de eventos y fiestas. La mayoría son privadas, aunque si conoces a alguien puedes llegar a acceder a alguna de ellas, previamente pagando una elevada cantidad de dinero. Dicen que una fiesta puede llegar a costar 500 euros. Yo no lo sé, porque tan solo callejeamos. Pero no me digáis que que no os gustaría ir a alguna. ¿Qué se cocerá en esas casonas junto a los canales? ¿Cómo será para ellos una fiesta de carnaval? A mí me pica la curiosidad. Y mucho. ¡Lástima! Nos tendremos que conformar con seguir viendo películas e imaginando lo que pudo ser aquella época.
Aunque yo me quedé contenta, mi Casanova llegó a tiempo para alegrarme el día 😉
Miryam Tejada
Nosotros visitamos Venecia en septiembre, y coincidimos con otro de los acontecimientos de la ciudad, el festival de cine. Es curioso ver como la ciudad se transforma en unos días, y en el caso del carnaval tiene pinta de ser mágico. Habrá que intentar colarse en alguna de las fiestas de carnavales (porque pagar por entrar en una ya veo que es una ruina jaja )
Un saludo 😀
La verdad que ir a alguna de esas fiestas tiene que ser una auténtica pasada. Pero sí, cuesta mucha, mucha pasta 😉 Así que el método de hacerse el tonto e intentarse colar habrá que probarlo jajaja Saludos