La lista de los pueblos más bonitos de Francia siempre incluye alguno situado en la región de Dordoña-Périgord Los más famosos por antonomasia, los que salen en todos los catálogos, guías y blogs de viajeras intrépidas, son: Sarlat-la-Caneda, Beynac, Monpazier, La Roque y alguno más que olvido por falta de memoria.
Pero… no te dejes engañar. De camino a estos espectaculares municipios, su fama no es en balde, hay otros muchos que bien merecen una visita. ¿Cuáles? Los típicos que no salen ni en el mapa de carreteras -tampoco es para tanto- y que tan sólo sabes de su existencia por el boca a boca. ¡Estás de suerte!
“Puebluchos” que te sacan una sonrisa
Sí, son pueblos hiper chiquitines. Lejanos al bullicio de cualquier ciudad con más de 1000 habitantes. En sus apacibles y sombrías calles no hay coches, tan sólo gatos. Y mucho menos hay semáforos (nota mental: señal de stop y ceda el paso sí que vi). “Tira Antonia a la panadería que yo voy donde la Paquita a por un puñao de sal”, al más puro estilo español, imagínate la escena.
La hora punta es la hora del pan para las señoras, y la partida de cartas, bueno de la petanca, pues los pueblos son franceses y se lleva más, para los señores. Vamos, que para los lugareños el tiempo no pasa ni con el cambio de hora.
El acontecimiento más importante del año es la Semana Santa y los meses de verano cuando algún turista chiflado se acuerda –o se confunde de camino- que existe la Abadía de Cadouin, patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998. ¡Jolín con el puebluecho! 😉
Hombre, algo, algo siempre hay
Cadouin, la abadía que atrae turistas despistados
Entre Sarlat y Bergerac, o viceversa, hay una desviación que va a dar al pueblo francés de Cadouin. Este desvío no es nada tortuoso, pues su ubicación, en un estrecho y pequeño valle al sur de Dordoña, hace que disfrutes de un recorrido más que agradable.
Nada más llegar al pueblo, es medieval, de tus labios saldrán las palabras: “precioso”, “aiii que mono”, “no tiene nada, pero que chulo” 🙂 Es el típico al que le sacas mil fotos porque te encanta cada rincón y detalle cuidado.
Te invito a que pasees, con tranquilidad, por sus calles empedradas y descubras el importante patrimonio que conserva.
Pero lo que realmente mola de la visita a Cadouin, y a lo que van casi todos los turistas, es su abadía. Fue fundada en el 1115, transformándose en cisterciense en 1119. Rápidamente se convirtió en la más prestigiosa abadía del Périgord, pues su fama residía en un retal que se consideró durante mucho tiempo como el Santo Sudario. Lo que supuso una importante peregrinación alrededor de la reliquia.
La actividad monástica se interrumpió en 1790, por la Revolución Francesa. Lo que implica que casi 10 siglos de historia quedan recogidos entres “cuatro paredes” que actualmente se pueden visitar, ya que se conserva la iglesia de la abadía, la sacristía y los edificios conventuales románicos. Además, y si te fijas bien, verás que el sol dibuja formas en el suelo de las galerías #tomanota.
Issigeac, un pueblo de artistas y artesanos
Issigeac (todavía no sé como pronunciarlo, en francés siempre suspendía), un pueblo que ha sabido conservar su aspecto medieval. Tiene forma circular, de caracol, y su origen se remonta al siglo XIII, gracias a la presencia de una villa galo-romana.
Hoy en día es un pueblo de artistas y artesanos que han encontrado este lugar inspirador: cestería, pintura, cerámica, escultura, vitrales, etc. Yo no encontré a ningún artista, por lo que supongo que también disfrutaran de la Semana Santa como todo hijo de vecino.
¿Qué ver en Issigeac? Siempre hay alguna iglesia que data del siglo catapum, nunca falla.
1.- La iglesia St Félicien
Efectivamente, descubrirás la iglesia St Félicien, reconstruida por el obispo de Sarlat tras el saqueo de Issigeac en 1437. Es fácil identificarla, frente al palacio de los obispos del siglo XVII.
2.- El palacio de los obispos de Sarlat
En la actualidad, la planta baja del palacio alberga la oficina de turismo de Issigeac. Para que una localidad tenga oficina de turismo, su peso e historia tiene que tener.
3.- La Maison des Dimes
El diezmo era un impuesto a nombre de la iglesia (la décima parte de la cosecha)
4.- Casas de madera y piedra
Son los materiales que predominan en la ciudad
5.- El Preboste
Este monasterio del siglo XVII fue el hogar de los prebostes (sacerdotes que quedaron después de la desaparición de la abadía de Issigeac)
6.- La casa de la seta
Una pequeña casa muy original, a ver sí la encuentras.
hola!
había leido sobre otros pueblos con encanto en Francia pero de estos no sabia nada
son preciosos!!
me han encantado tus fotos, muy buen post, chaooo
Gracias!!! Merecen la pena visitarlos 😉
Saludos
Amo estos pueblos!
Siempre que puedo cuando estoy viajando y puedo detenerme en algún pueblo que no hay “nada” dicen ahí me gusta ir! Muchos de esos pueblos de Sudamérica los conocí así, cuando alguien los nombró y agregó el no “no hay nada” y guay que encontré bellezas!
Te mando un abrazo y el deseo de buenos rumbos!!!
Eres de los míos, entonces!! 🙂
Saludos