Fue mediante un chivatazo que termináramos en el Priorat, Tarragona. Gracias a la mítica frase de: ¿y porqué no vais a… que me han dicho que está muy bien? Hicimos caso, y allí que nos plantamos. Y la verdad es que nos sorprendió gratamente. Aunque el frío no favoreció nuestra estancia (recomendamos ir en primavera o en época de vendimia). Sin embargo, no tuvimos problemas para aprovechar al máximo los dos días de escapada. Alquilamos un coche en Barcelona y emprendimos el viaje. Al fin y al cabo, cuando sales de una gran ciudad, lo que quieres son aires nuevos y estampas diferentes. Cambiar los altos edificios por extensos prados verdes o las largas avenidas por caminos boscosos.
¡Lo logramos!
La comarca del Priorat, en Tarragona, es pura naturaleza. Y como el paisaje manda, para ir de pueblo a pueblo el camino es largo y está lleno de curvas, es fácil que te puedas marear, pero si vas despacio y contemplas lo que te rodea disfrutarás como nadie. La distancia se puede alargar cuando paras, por ganas, en cualquier esquina para fotografiar lo que tus retinas observan. Este impulso, sobre todo sucederá al atardecer, ya que las fotógrafas o aficionadas a la fotografía son las que más gozarán con la gama de colores que brinda el cielo.
Pero seamos sinceras, quienes acuden mayoritariamente al Priorat son las amantes del buen vino y las escaladoras.
Tierra vinícola
Hoy el Priorato es un destino en auge. Basta con nombrar la comarca para asociarla al concepto de vino. Y es que, la región goza de dos denominaciones de origen vinícolas: la DOC Priorat y la DO Montsant. Gracias a la diversidad de suelos y altitud, y a una climatología peculiar, son elaboradas diferentes variedades de vino. El turismo se rinde a la visita de bodegas y la cata de caldos.
Sin embargo, no debemos olvidar el otro paisaje que nos ofrece la región, el mediterráneo. Los olivos también están presentes en esta zona y adquieren una gran importancia, ya que de las aceteinas se extraen extraordinarios aceites extra vírgenes.
En definitiva, el Priorato acoge a todas las personas y a todos sus gustos.
Cuerdas, gatos y mosquetones
Y como de gustos hablamos, lo que nos sorprendió (porque no somos aficionados ni profesionales de la escalada) fue la cantidad de personas que acuden a las cercanías tanto a la localidades de Siurana como a la de Cornudella de Montsant, para aparcar sus furgonetas e ir a las vías de escalada del Montsant o a la Roca Corbatera.
Nos alegró que cuando regresamos por la noche al albergue, en Margalef de Montsant, hubiera tanta gente joven estudiando y programando zonas de escalada que harían al día siguiente. Se respiraba un buen ambiente. Algunas cenando arroz montañés con conejo, otras con cervezas en mano y viendo el partido de clasificación para el mundial Francia VS Ucrania. Y otras simplemente compartiendo vivencias y opiniones con gente de diferentes rincones del mundo: chinos, holandeses, inglésas, españoles…
¿Te apuntas?
Muy interesante el recorrido por una tierra desconocida para mi. Nunca he estado por allí y la verdad es que es una de mis carencias viajeras españolas.
Gracias por contarlo y por darme motivos para acercarme a conocer el Priorat.
Cristina estoy segura que te gustará 😉 Saludos
Me encantan las escapadas de fin de semana para desconectar de la ciudad. Gracias por dar a conocer este rinconcito cerca de casa (en mi caso)
Tienes que ir Saludos
Qué bonitas son nuestras tierras del Priorat, de verdad
Tengo entendido que el Priorato es una de las comarcas más bonitas de Cataluña. No por casualidad la escogió el gran José Antonio Labordeta para recorrerla con su mochila en uno de sus programas.
Saludos.
Es preciosa. Tienes que ir a visitarla 😉