Ser feo y llegar a Euskadi es duro. La Comunidad Autónoma Vasca derrocha belleza, y más cuando arribas navegando entre las aguas del golfo de Vizcaya. Sin pedirlo ante tus ojos emergen paisajes de pintores y fotógrafos, exhibiciones de la fuerza interna de la mar, y una reconocida fama cultural y gastronómica.
Desde hace años Bilbao se ha convertido en un destino preferente de cruceros. El incremento del tráfico de buques y las buenas conexiones aéreas con importantes ciudades europeas, unidos al considerable atractivo turístico de Euskadi están permitiendo el desarrollo de la fórmula denominada “flyandcoast”; puedes volar hasta Bilbao, dedicar unos días a descubrir el País Vasco y después embarcarte en uno de los cruceros que parten de la capital vizcaína. A los pasajeros que optan por esta iniciativa les brindan la oportunidad de realizar excursiones a diferentes puntos de la orografía vasca.
Son muchos los rincones que visitar, pero si de mar, tradición y alegría hablamos, desplacémonos hasta la costa oriental vizcaína. Su semblante serio, azotado durante años por el fuerte viento y oleaje nos dá la bienvenida. Sus pobladores, marinos de historia legendaria, o gentes que vuelven la espalda a la ciudad y acude a sus playas en busca del sosiego, son los protagonistas de la memoria de estos pueblos.
Entre los lugares secretos de la isla de Izaro y las aguas en remanso del puerto de Ondarroa se presenta Lekeitio. El faro de Santa Catalina nos recibe a vista de pájaro, como cuando se divisaban los movimientos de las ballenas que se acercaban a la costa.
La bahía de Lekeitio apiñada entorno al puerto que en la bajamar se prolonga hacia la playa de Isuntza retiene una estampa singular e inolvidable, con sus casas sobre la ladera, como si todos sus habitantes quisieran abrir la ventana y vislumbrar el horizonte. Y es que este viejo atraque romano, poblado por pescadores de hace más de 600 años, valora y exhibe con orgullo su patrimonio marinero.
Lekeitio ha crecido alrededor de su puerto, lleno de animación, que todavía hoy mantiene una importante actividad pesquera y deportiva, donde puedes ver a los barcos descargar el pescado fresco, a las rederas coser o acudir a la lonja donde el visitante puede asomarse a la subasta de peces. Cuando los barcos zarpan a faenar es habitual despedirse de Santa María, la Basílica que destaca sobre el resto de edificaciones, y quien llama la atención por su relablo gótico bañado en oro, considerado el tercero más grande de España. Ésta acompasa a su casco antiguo, con calles estrechas y empedradas, rincones que hablan de su pasado, casonas escondidas, torres y conventos.
Y, quizá una de las singularidades, hoy más atractivas, pero con una triste historia sea la isla de San Nicolás. Una isleta desierta que se utilizaba en 1578 como lazareto para aislar a los enfermos infectados por la peste. Un lugar que se puede visitar a pie, cuando la marea está baja. En la actualidad, la villa costera es un pujante foco de atracción veraniega. Su población se duplica, y el ambiente está animado y concurrido. Aunque veranear en Lekeitio no es algo nuevo, ya que fue ciudad de veraneo de la aristocracia española durante el reinado de Isabel II.
Ahora son los jóvenes los que toman las riendas, manteniendo el compromiso mutuo con el medio ambiente, e impulsando el carácter de los lekeitiarras: alegres, emprendedores y hospitalarios. Tanto es así que cada año se bate el récord de afluencia de gente en sus fiestas mayores. Entre los numerosos actos destaca el famoso “Antzar eguna” o “día de gansos”, que se celebra el 5 de septiembre. Pero no te preocupes si no coincide tu visita el día de gansos, Lekeitio cuenta con una agenda cultural amplía, y la atmósfera festiva se mantienen durante todo el año.
Ahora es momento de regresar al crucero ¿Te acuerdas como hemos empezado el artículo? 😉 Pues bien, cuidado, no te despistes por el camino porque también hay infinidad de lugares preciosos donde podéis perderos: Elantxobe, Mundaka, Gernika…
Miryam Tejada
Deseando que llege el buen tiempo para ir a visitarlo.
La playa de Karraspio es perfecta para un día de playa completo