Clase express: “asturiana por un día”

Para una vasca visitar Gijón es como volver a casa. De primeras, el color verde del paisaje, ese que tanto extraño en Barcelona, le resulta más que familiar. Si alguien husmea su maleta se dará cuenta que es del norte por la cantidad de chaquetas, rebecas y/o jerseys que lleva, por la manía del tiempo y la típica frase: “por si acaso refresca”. Además, sabe que llegar a Asturias es tener la tranquilidad de comer como en casa ¡De la leche!

Así que, bienvenida a casa ¿no? Alguna que otra diferencia encontré. Ni buena, ni mala, en la variedad está el gusto. *Creo que el cachopo nunca llegará a ser un pintxo, pues el tamaño del mismo, aunque sea infantil, ocuparía toda la barra del bar y el concepto se vería distorsionado 😉

1.- Sidra asturiana vs. sidra vasca: cuestión de gustos

¿Cómo osa una vasca a hablar de sidra asturiana? Con dos c… Sé que es un temita complicado, pero me voy a pronunciar. ¡Sí! Las asturianas sois las únicas que escanciais sidra en el mundo entero y lo hacéis estupendísimamente, no lo voy a discutir. No obstante, oí que las vascas poco a poco se están abriendo camino en el mundo sidra y que tan, tan mal no lo hacen. De hecho, la frase fue: “las vascas nos están comiendo la tostada”. Ahí lo dejo, no voy a meter el dedo en la llaga.

¿Diferencias a simple vista?

Para los asturianos nuestras sidrearías (sagardotegi) son LLAGARES, así les denominan.

El caso… esto no se trata de una competición, pues nosotras bebemos lo que nos echen: txakoli, kalimotxo, sidra, vino de la Rioja Alavesa… lo tenemos todo a mano.

P.D: con Trabanco no me voy a meter porque juegan en otra liga. Y lo sabes, o lo sabemos, porque así nos lo demostraron cuando visitamos su humilde morada! 😉 Lo que más me impresionó fue que aprovechan un antiguo túnel ferroviario para almacenar parte de la sidra. #trucodelalmendruco ¿Será por eso, y por la humedad y oscuridad, que la sidra de Trabanco es “especial”?

Lo que sí que me gustó fue que las asturianas también beben en la calle sin ser multadas, cosa que en OTROS lugares –no miro a nadie- no está permitido. Ahí está el espíritu del norte, socializar en la calle aunque esté diluviando. La pulmonía con algún caramelito sabor sidra (está inventado fijo) seguro que se cura.

2.- ¡Qué el ritmo no pare!

Aquí es cuando una de mis mejores amigas me mata, pues desde pequeña insiste que aprenda danzas vascas –no lo he hecho nunca - y voy y doy una clase práctica de bailes asturianos ¿¿Qué?? ¿Me imaginas a mí bailando con lo patosa que soy? Fue muy divertido, tanto que las fotos son de 365 Sábados viajando, ya que yo estaba en mi salsa.

Dimos las clases en el Muséu del Pueblu d’Asturies, en Gijón. A la mujer, que con tanta paciencia nos enseñaba, se la veía tan entregada e ilusionada por que aprendieramos que hasta me emocioné. Al fin y al cabo, lo que nos mostraba era una pequeña gran parte de sus raíces, las raíces asturianas.

3.- Los instrumentos musicales asturianos

Sin música no hay baile. Algunos instrumentos compartimos: la acordeón, la guitarra o la carraca, pues la música ha estado con nosotros desde que la mujer ha sabido silbar o dar golpes a cualquier objeto que emitiese sonido. Todos los materiales que tenían en el entorno rural servían para trabajar y se aprovechaban para el rato de ocio que les quedaba. Los instrumentos que destaco (los que no conocía) del taller de instrumentos asturianos son:

- Pandero cuadrado: yo conocía únicamente el redondo. Se diferencia en que el bastidor es cuadrado sobre el cual se atan cuerdas transversales de tripa a modo de bordonera, cubriendo todo ello con piel tensa. Además, dentro se suelen dejar piedras o garbanzos que chocan entre sí. Es común, sobre todo, en el occidente de Asturias, en Cangas del Narcea.

- Payel·la: es una sartén con un mango largo que se toca con una llave, acompañando como instrumento de percusión.

- Rabel: es un instrumento compuesto por tres cuerdas que se tocan con arco. Tiene orígenes en Asia Oriental y en los pueblos árabes. Sin embargo, también se encuentra en Europa, sobre todo, a lo largo del Camino de Santiago.

Recital de música en el taller de instrumentos musicales asturianos, Gijón

4.- Nos vestimos de asturianas para la ocasión

Y para ir al baile lo mejor es ir conjuntado. Los trajes regionales han evolucionado, y mucho. Tanto que ahora uno bueno y original cuesta un pastón.

Para la ocasión, nos mostraron, en las pieles de mis compañeras de viaje, Sara y Virginia, trajes regionales asturianos: uno de una señorita de bien y otro de una señorita de campo.

Lo que más llama la atención son la cantidad de capas de ropa que llevaban,. Por mucho frío que hiciese eso pesa. Y lo que yo siempre digo, incluso cuando yo voy con el traje típico de Euskadi, ¿cómo podían ligar con esas pintas? El traje al completo lo mínimo te añade 3 kilos de gordura… *No obstante, tengo que decir que mis compis estaban guapísimas. 

El elenco de los asturianos adoptivos ;)

5.- La gran, GRAN, cocina gijonensa

Si vas a Gijón sabes que vas a comer bien, sí o sí o sí. Y así fue. Probamos vanguardia, en el restaurante estrella Michelin La Salgar. Degustamos productos de proximidad, de KM0, en la Cuadra de Antón y comida tradicional en El Candil.

Además, por fin probé el afamado cachopo. Fue infantil y menos mal porque no pude terminarlo. No me lapidéis, por favor. Eso sí, no sé quién lo ha llevado a la fama, pero en Asturias tenéis platos muchísimo más ricos. Tampoco es que no me guste, ya me pitan los oídos… pero hacerme caso que una vasca de gastronomía sabe, y más con un novio cocinero 😉

¡Mirar lo que degustamos!

Comiendo estos manjares imposible hacer operación bikini 😉

Eso sí, los comensales de primera división: gracias a las chicas que hicieron posible #GijónSostenible16, a Virginia y Fran de 365 Sábados Viajando, a JAAC y Sara de Salta Conmigo, a Patricia de La Cosmopolilla y a Víctor de Machbel. ¡Un placer! 

Autora

¡Hola! Soy Miryam periodista digital, blogger y creativa. Trabajo en EscapadaRural.com, me gusta la gastronomía, soy del Eibar, no pierdo la sonrisa y pertenezco a Barcelona Travel Bloggers. Mi pasión es viajar, así que si buscas recomendaciones, consejos, destinos y un poco de humor este es tu sitio. ¡Bienvenid@s!

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6 comentarios sobre “Clase express: “asturiana por un día”

  1. Me alegro de que hayas disfrutado de la visita a mi tierra. No quiero yo tampoco meter el dedo en la yaga, pero no hay sidra como la asturiana y el cachopo me vuelve loca. Pero es cuestión de gustos, no te preocupes que no te lapidaré jejeje. El txacolí si que me gusta y mucho, pero la sidra vasca, al estar más acostumbrada a la asturiana, no le acabo de coger el gustillo (no me lapides a mi). También por aquí bebemos otras cosas además de sidra, porque nos lo bebemos todo calimocho incluido 😉
    Un saludo
    Carmen

  2. me parece que en este viaje se lo pasaron como enanos y que comieron y bebieron estupendamente y además en buena compañía!! Los he visto muy entregados a los bailes tradicionales ;)!! Y mira por donde he aprendido que es el cachopo, que confieso que no lo conocía!
    Un saludo,
    María

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