Paseo de Gràcia, una calle señorial en Barcelona

El paseo de Gràcia, arteria principal que une el centro y la parte alta de la ciudad, es una de las calles más turísticas de Barcelona. Alterna boutiques de marcas internacionales con edificios testigos de las grandes fortunas que algunos privilegiados disfrutaron entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX. En las siguientes líneas aglutino detalles y viviendas que comprenden muchos de los estilos arquitectónicos que se dieron en aquella época.

El Cine Comedia es el último palacio que sobrevive en el Ensanche de Barcelona

Comienza el paseo por el Palacio Marcet (paseo de Gràcia, 13). En 1935 el empresario Josep María Padró compró el palacio para transformarlo en un gran teatro de nivel europeo. La guerra truncó el proyecto y fue en el 39 cuando Pere Domènech (arquitecto) derribó el interior y conservó la fachada. El Teatro de la Comedia se inauguró en 1941, pero la baja afluencia de público y el auge del cine hizo que se convirtiera en el actual multicine Comedia.

 En paseo de Gràcia 24 hay una encina que simboliza la añoranza que sentía, el poeta mossèn Cinto Verdaguer, ante los cambios que experimentaban las ciudades y la sociedad a finales del siglo XIX. Aquella encina murió y el Ayuntamiento plantó una nueva para recordar la memoria de mossèn Cinto.

Los terrenos que darían lugar al paseo de Gràcia, antes estaban poblados de huertas y riachuelos

Los pasajes, al estilo del Londres victoriano, fue la contribución de Cerdà a la urbanización del Ensanche. En 1864 se terminó el pasaje Permanyer, el primero de una serie de casas unifamiliares, adosadas, que todavía conservan el encanto de la arquitectura tradicional del siglo XIX. Hoy son sede de empresas, oficinas e instituciones oficiales.

La Casa Amatller (paseo de Gràcia 41) junto a la Casa Batllò y la Casa Lleó Morera, forman la “manzana de la discordia” debido a la variedad de estilos que aúna. En 1797 se fundó la firma Amatller (fábrica de chocolate). Antoni Amatller, nieto del fundador, se hizo cargo del negocio familiar y recorrió Europa para visitar las mejores fábricas de chocolate y aprender sus técnicas. El negocio se convirtió en un imperio.

En 1898 el arquitecto Puig i Cadafalch se ocupó de construir la residencia familiar de estilo neogótico urbano de inspiración flamenca. En la fachada, con bellas cerámicas y esgrafiados, destacan los capiteles y un San Jorge obra de Eusebí Arnau. La Casa Amatller sigue siendo de la familia y alberga el Institut d’Art Hispànic, fundación creada por Teresa Amatller, que pone a disposición de los investigadores una extensa biblioteca de 26.000 volúmenes y un archivo fotográfico con miles de negativos.

La fachada es de cerámica y piedra, los balcones con barandillas que semejan antifaces y la techumbre coronada por la espalda de un dragón

 La Casa Batlló (paseo de Gràcia 43) la construyó Gaudí en 1905. El industrial Josep Batlló le contrató para reformar un edificio construido en 1875 y reconvertirlo en su residencia particular.

Pese a ser una vivienda privada, Gaudí no renunció a la simbología común a sus obras. Gaudí en la composición del huevo cósmico de la Casa Batlló quiso rendir tributo al origen de la vida. Para los hermetistas, el huevo cósmico, lo empollaba una serpiente o dragón que se enroscaba siete veces en el huevo. Después éste se rompía y el mundo de todas las cosas se hacía visible. La familia Batlló vivió en la casa durante medio siglo. En los años 50 pasó a ser propiedad de una aseguradora que estableció sus oficinas en el edificio. Después de sufrir un abandono progresivo en 1989 la familia Bernat comenzó su recuperación. Se abrió al público en 2002 y la calidad de las obras de restauración le valieron una medalla del premio Europa Nostra.

Enric Batlló, un industrial, compró unos terrenos en el Ensanche y encargó a Josep Vilaseca una casa para su familia. La Casa Enric Batlló (paseo de Gràcia 75) desde los años 80 transformada en el hotel Comtes de Barcelona. Su fachada, de ladrillo visto, piedra y cerámica policromada, es de las más llamativas del paseo. En la planta baja y el primer piso destacan los trabajos de forja, los ornamentos y medallones de cerámica policromada de temas heráldicos.

¿Te imaginas si Gaudí la hubiese acabado? Sería aún más impresionante

 La Pedrera (paseo de Gràcia 92) impresiona por su fachada de líneas sinuosas y su terraza, dotada de una gran cruz de trencadís y los respiraderos y chimeneas convertidos en caballeros medievales tocados de yelmo. Poca gente se imagina que es una obra inacabada. En 1903 Pere Milà, político, promotor inmobiliario y editor de El Diario Gráfico, se casó con una acaudalada viuda, Rosario Segimón, que en junio de 1905 compró un solar para construir su lujosa residencia. Rosario contrató a Guadí y éste comenzó la construcción sin atenerse a las normativas municipales que limitaban la altura de los edificios y, debido a ella, la casa estuvo a punto de ser mutilada. Los arquitectos del Ayuntamiento reclamaron que se derribara las partes que rebasaban la cota legal. Por suerte La Pedrera recibió el título de Monumento Nacional y no fue mutilada. Gaudí, debido a este contratiempo y a sus constantes discusiones con Pere Milà, en 1910 abandonó el proyecto y la casa quedó inconclusa.

El pintor Ramon Casas encargó su vivienda al arquitecto Antoni Rovira, quien diseñó una fachada (paseo de Gràcia 96) de piedra con balcones preciosos. El piso principal lo ocupaba la tienda Vinçon, especializada en artículos de vanguardia de uso cotidiano. Aunque lo más curioso es el amplio garaje, ya que Casas tenía una debilidad por los coches. Esta afición la compartió con el multimillonario Charles Deering. Su amistad era tan buena que incluso compartieron viajes. Al llegar a Sitges y ver el famoso Cau Ferrat Deering compró el viejo Hospital de Bernat de Fonollar y lo convirtió en un museo bautizado como Maricel. En 1922 lo vació y trasladó sus antigüedades a Estados Unidos.

En 1909 se instalaron 6 farolas (no sé sabe exactamente cuantas) que rodearían el monumento a la República y que vistas desde arriba, semejaban un Cinco de Oros de la baraja española. Las farolas, que debido a su situación impedían la circulación de los vehículos y ocasionaban grandes atascos, fueron retiradas y guardadas. En 1985 se recuperaron para el mobiliario urbano y se situaron en la avenida de Gaudí, entre las calles de Provença e Indústria. El monumento a la República que acompañaba a las farolas, lo inauguró en el 36. Tres años más tarde el Ayuntamiento retiró la escultura de la República y en su lugar colocó otra estatua con simbología fascista y un escudo con el águila imperial que los barceloneses bautizaron como el Gran Loro. Desde ese instante se conoció de manera oficial como plaza de la Victoria y de forma coloquial como El Lápiz por su forma estilizada. La estatua de la República permaneció en unos almacenes municipales. En 19090 se reubicó en su emplazamiento actual de la Vía Júlia.

Miryam Tejada 

Autora

¡Hola! Soy Miryam periodista digital, blogger y creativa. Trabajo en EscapadaRural.com, me gusta la gastronomía, soy del Eibar, no pierdo la sonrisa y pertenezco a Barcelona Travel Bloggers. Mi pasión es viajar, así que si buscas recomendaciones, consejos, destinos y un poco de humor este es tu sitio. ¡Bienvenid@s!.

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18 comentarios sobre “Paseo de Gràcia, una calle señorial en Barcelona

  1. He de decir que cada vez me gusta menos caminar por el Paseo de Gracia, debido a la cantidad de gente que hay y que te vas chocando con todo el mundo. Si tienes prisa, mejor que no pases por allí. Pero también es cierto que los edificios son impresionantes y que poder verlos tranquilamente, a primera hora o a última, es un verdadero placer.

    • Estoy de acuerdo contigo. No obstante a partir de las 12:00 de la noche el Paseo de Gràcia está precioso. Hace poco lo bajé en bici y me detuve para contemplarlo con detenimiento porque las luces reflejadas en las fachadas eran impresionantes. Saludos Sandra

  2. Pues precisamente en esta calle, hace ahora unos 6 años, paseaba yo en un viaje express a la ciudad cuando pensé “algún día tengo que vivir en Barcelona”.

    Ahora, por temas de trabajo he tenido que recorrer esta calle de arriba abajo durante mucho tiempo y puedo decir que me sigue enamorando a pesar del enorme trasiego que hay cada día. Por cierto, la Pedrera se empezó en 1906 y sí que se concluyó en el 1912 😉

    • Volveré a mirar la información sobre la finalización de la obra. El dato está difuso, en algunas guías y webs pone que finalizó en 1912 y en otras que abandonó en 1910.

    • Tendré en cuenta tu opinión, pero no me gustan los blogs recargados con fotos al estilo: explicación, foto, explicación, foto etc De hecho tengo una foto de cada lugar que explico, pero jugar con imágenes y texto, y que quede bien, es difícil o yo no lo sé hacer. Por ese motivo selecciono varias e intento alternarlas. Será una manía mía… Saludos Bea

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